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El Regalo de La Soltería

Sin embargo, quisiera que todos fueran solteros, igual que yo; pero cada uno tiene su don específico de Dios, unos de una clase y otros de otra.

1 Corintios 7:7

¿Cuántas veces he escuchado que me dicen ‘Será que tengas el don de la soltería’? A veces lo escuché desde el púlpito cuando el pastor lo mencionó. Pero otras veces era algo más directo. Recuerdo varias platicas con mi mamá en donde estaba contándole de mi frustración al no encontrar pareja y ella me decía ‘quizás es porque Dios te ha dado el don de la soltería’. Para mi mamá y para muchos en la iglesia esa frase ha sido interpretado de una forma interesante: cuando mencionamos el don de la soltería lo vemos como un don espiritual al igual que los dones como la enseñanza, el servicio o la predicación. Vemos a los dones espirituales como algo que forma parte de nuestro ser. Son características que cada uno tiene y que fluyen hacía afuera para ser utilizados al servicio de los demás. ¿Pero será que hayamos olvidado que la palabra don tiene dos sentidos? Si nos fijamos en el contexto de 1 Corintios 7:7 Pablo está hablando de las circunstancias, cosas que están pasando afuera de nuestro ser. Él menciona el don de soltería junto con el don del matrimonio. Osea, no está en la lista de dones espirituales que forman parte de quienes somos. Es algo distinto, algo que no es predeterminado por nuestra forma de ser sino que pueda cambiar según nuestra situación. Porque nadie nace casado. Y muchos que estamos soltera ahora no lo seremos para toda nuestra vida.

En otras palabras, no estoy soltera porque hay algo muy en el fondo de mi ser que está repelando a todos los potenciales pretendientes que pueda yo tener. No estoy soltera porque Dios me creyó con una etiqueta que dice ‘¡Soltera Por Siempre!’ que nadie me puede quitar. Estoy soltera porque es el regalo que Dios ha elegido darme en estos momentos. Quizás dirás, ¿pero qué diferencia hace? Para mi cambia por completo mi forma de pensar y de ver a esta etapa de mi vida. Por muchos años temía al pensar que Dios me había dado el don de la soltería. Pensar que estar soltera era parte de mi y no simplemente mi situación actual me preocupaba mucho. Y peor, me hacía dudar que Dios realmente era un Dios bueno. Pero en los últimos años he aprendido ver a la soltería de una forma distinta: no es mi destino porque soy especialmente hábil en estar sola o una etiqueta permanente que traerá sobre mi por el resto de mi vida. Porque ciertamente sí hay dones espirituales que tendremos siempre. Pero también hay dones que son más como regalos: son cosas que recibimos en algún momento de nuestra vida y que podemos aceptar con gozo y alegría.

¿Y sabes? Dios sí es bueno. Y no tengo que vivir en temor de dichos regalos. En mi caso estoy segura que no tengo el don espiritual de la soltería (o más bien del celibato). Deseo de gran forma tener un esposo, servir junto con él en las misiones y crear una familia nuestra algún día. Quiero estar acompañada en esta vida por un hombre que me ama y que me da un beso de buenas noches al final de cada día. Y nada de eso es algo malo. Más, yo creo que Dios me va a permitir tener todo eso. Será en su tiempo y de su forma. Pero no dudo en su bondad hacía mi y su deseo de regalarme cosas muy buenas. Y si Dios es el dadador de cosas buenas, la situación que me ha dado de estar soltera también es bueno.

Y en honor a este regalo que sigo disfrutando quiero dar unos ejemplos de como la soltería ha sido una verdadera bendición en mi vida:

  • Es una bendición cuando recibo un mensaje de una amiga a las 3 de la tarde invitándome a salir al cine a las 6 y puede contestarle ‘sí’ sin pensarlo dos veces.
  • Es un regalo cuando puedo disponer de todo mi tiempo libre en la forma que yo quiero: tengo el tiempo para salir con una chica de la iglesia que necesita platicar, planear una clase para los niños, tener una pijimada en mi casa cualquier fin de semana.
  • Es una bendición que puedo servir al Señor casi de tiempo completo sin tener que disponer la gran mayoría de mi tiempo para cuidar a los hijos o atender a un esposo.
  • Es una bendición poder viajar más e invertir en mi educación sin distracciones.
  • Es una bendición tender este tiempo antes del matrimonio para aprender de mujeres casada y solteras y irme cambiando más al imagen de Dios por medio de su gracia.

Yo sé que igual será de bendición el día que Dios decide permitir tener mi familia propia. Pero viendo todo esto, quién podría negar que la soltería de verdad que sí es un regalo muy bueno. Y lo que más quiero es disfrutar cada momento al máximo y aprovechar de ello apoyando y sirviendo a los demás en el tiempo que me queda de soltera. Y al disfrutar de este don no me estoy consignando a una vida entera sin casarme- sino estoy recibiendo el regalo de este momento y preparándome a ser una esposa que también sabrá disfrutar el regalo del matrimonio cuando Dios decide dármelo.

Así que- mis amigas solteras- ¡no todos los dones son para siempre! Pero todo regalo de Dios es un regalo hermoso y diseñado para darnos más de Él cada día.

2023: Observando la Luz

Al final del 2022 elegí una palabra que para mí podría representar el año que ya pasó. Fue una forma bonita y eficaz para reflexionar sobre el pasado. Pero decidí que entrando el 2023, me enfocaría en una palabra desde el principio. Elegí la palabra ‘luz’. Como fotógrafa siempre tengo en cuenta como se ve la luz a cada hora del día, en cada espacio. Busco el momento y lugar ideal para hacer que mi sujete resalte y que cada detalle se ve sin sombras o brillo excesivo. Y desde pequeña he sida esa persona que siempre está viendo al cielo. Cada vez que tengo la oportunidad de ver un amanecer, un atardecer, o la luna y las estrellas me paro unos minutos a contemplar como es que la luz puede crear escenas tan hermosas.

Se puede decir que siempre he sido una observadora de la luz. Pero como creyente, la luz toma otro significativo para mí. Porque Jesús mismo dice que él es la luz. Y me llama a mí a ser una luz para él en un mundo de oscuridad. Así que, quiero tomar esa tendencia natural en mí a observar la luz física y tomarlo como un recordatorio constante de la luz verdadera. Cada vez que pongo pausa para observar el atardecer o mirar la luna, cada vez que encuentro la luz perfecta de la hora de oro en una sesión de fotos, quiero meditar en mi Padre Celestial. En quien es Él realmente, y quien su yo siendo su hija.

Mi plan es leer cada versículo de la Biblia que menciona la palabra ‘luz’ y el contexto del versículo para entenderlo mejor. Y así ir aprendiendo más sobre qué es la luz y que representa según la Biblia. Ya he leído algunos pasajes, pero me gustaría compartir uno que Dios ya ha estado usando para impactar mi vida y enseñarme más de él:

Todo lo que es bueno y perfecto es un regalo que desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos. Él nunca cambia ni varía como una sombra en movimiento.

Santiago 1:17

Ha sido de tanta bendición para mi vida meditar en que Dios, el mismo que creó todas las luces de los cielos que tanto admiro, también me creó a mí y Él me da buenos y perfectos regalos. Y más, él nunca cambia. En Él solo hay luz, no hay nada de sombras. No tengo que preocuparme que un día no será ese mismo Padre Celestial que es y que siempre ha sido. Tener a un fuente de luz constante en un mundo de oscuridad no es cualquier cosa. Es una bendición súper grande que alegra mi corazón. Y en cuanto más observo la luz de mi Padre Celestial, espero, como la luna con el sol, poder reflejar un poco de esa luz a los de mi alrededor también. Y que gozo es saber que en Él la luz nunca parece oscuridad. Que el Creador me da toda la luz y todos los buenos regalos que necesito para seguir confiando en Él un día a la vez.

Gracias por llegar hasta aquí. Si tú elegist a vas a elegir una palabra para meditar en este año, me gustaría mucho saber cuál será. Puedes compartirlo en los comentarios aquí o mándame un mensaje!

Hasta pronto!

Ashley 🤍

¿ME SENTIRÉ MENOS SOLA SI ME CASO?

Recuerdo que esta es una pregunta que me preguntaba muy a menudo cuando aún estaba soltera. Quizás fui lo suficiente madura para saber que uno no debe de depender al 100 en su pareja para llenar esa necesidad de ser amada. Pero realmente quería saber si estar casado cambiaría la frecuencia o la intensidad de mi sentir que estaba muy sola en el mundo. Y aunque no me considero capaz de dar grandes consejos de matrimonio (apenas mi esposo y yo vamos a cumplir un año), creo que puedo ofrecer una perspectiva más completa sobre este asunto ahora que ya encontré mi ‘indicado’ como nos gusta decir en la iglesia.

Quiero empezar con esto: la soledad no es una cosa poco conocida por mí. Más bien, la considero una compañía casi constante en mi vida. Como niña, siempre era bastante tímida. Prefería yo pasar mis días creando mundos y personajes en mi propia mente que jugando con los otros niños. De joven, veía cómo mis amigas anduvieron con un chavo y luego con otro mientras yo me mantenía soltera. Anhelaba conocer al hombre de mis sueños. A ser sacada de mi vida de soltera donde sentía que nadie me veía ni me conocía de verdad. Estaba segura que con el hombre indicado, jamás tendría que seguir enfrentando la soledad. Eso fue una de las muchas ideas erróneos que tenía yo sobre el amor romántico. Gracias a Dios, ya siendo una adulta joven dejé de creer que el amor de mi vida hará que jamás me sintiera sola. Pero como dije al principio, seguía con la duda, ¿Al menos me ayudará a sentir menos sola?

Y ahora tengo la respuesta. ¿Estás lista para escucharla?

Sí y no.

Así es. Mi respuesta es sí pero también mi respuesta es no. ¿Te acuerdas que mencione dos factores sobre mi soledad en mis (muchos) años de soltería? Me preguntaba si sería igual tanto en frecuencia como en intensidad. Y aquí es donde voy a aclarar un poco mi respuesta.

PUEDO DECIR QUE, HASTA AHORA, ME SIENTO SOLA CON MENOS FRECUENCIA DE LO QUE LA SENTÍA EN MIS AÑOS DE SOLTERA.

Me gradué de la universidad en Mayo de 2015. En septiembre del mismo años llegué a Mexico con una misión americana. Dejé mi familia, mis amigos de la uni, y la vida como yo la conocía para ir a un lugar totalmente desconocido. Cuando te digo que la soledad no es un extraño para mi, esta etapa en mi vida tiene mucho que ver con ello. Por la primera vez en mi vida vivía sola. No podía comunicarme con la gente a mi alrededor sobre temas muy profundas. Algo sumamente difícil para esta introvertida que siempre saltaba las platicas superficiales para llegar a temas más complejos y interesantes. Mis compañeros en la misión no siempre fueron tan simpáticas. A veces algunos de ellos me aislaban incluso. Estaba sola fisicamente. La única persona que hacía mi trabajo y quien vivía en mi casa. Pero también estaba sola emocionalmente. Mi familia no podía entender mi nueva vida ni sabían de la cultura en la cual estaba viviendo. Recuerdo que en ese tiempo mi diario fue lleno de peticiones a Dios. ‘Por favor, Dios, dame una mejor amiga siquiera. Y si gustas, un esposo también sería genial.’ Quizás suena como cosa de niña desesperada. Pero la verdad es que yo sí estaba desesperadamente sola. No solo escribía esa petición día tras día, lloraba y rogaba a Dios en voz alta que me sacará de esta soledad tan constante y profundo.

Y lo hizo. No en un día ni tampoco en una semana. Pasaron meses antes de que sentía una verdadera amistad empezando. Pero pasó. Y seguía pasando. Poco a poco me di cuenta que había encontrado un grupo de grandes amigos. Amigos que me hacían reír, que me invitaban a pasar momentos especiales con ellos porque sabían que estaba lejos de mi familia. Eran amigos que amaban a Dios también y que me animaron siempre a seguir confiando en él. Fue algo súper hermoso y hasta el día de hoy sonrio cuando pienso en ellos. Y me alegra el corazón cuando me doy cuenta que la mayoría sigan siendo mis amigos aunque ya no nos vemos cada lunes o miércoles como en ese tiempo. Ellos, gracias a Dios, disminuyeron la frecuencia y la intensidad de mi soledad. Pero no lo quitaron por completo de mi vida.

De la misma forma, cuando me casó entre en una nueva etapa de mi vida. Una etapa que era literalmente la respuesta de mis oraciones durante muchos muchos años. Fue en ese momento y es ahora mismo algo de mucha bendición. Y ha sido la cosa que mas a disminuido la frecuencia con que me siento sola. Gracias a Dios tengo un esposo que me ama y que disfrutamos pasara tiempo juntos. Aunque suena cursi, me siento emocionada cada día cuando se acerca su hora de llegada a casa de su trabajo. Espero con ansias los días festivos porque sé que estaremos juntos y disfrutaremos de la compañía del otro. Es todo el contrario de cuando estaba soltera. Me sentía triste cuando llegaba a mi casa en la tarde noche y me acordaba que nadie estaría ahí esperándome. Que cenaría sola y me dormiría sola y al otro día me despertaría en una casa donde no existía nadie más. Así que, definitivamente estar casada ha hecho que me siento sola con mucho menos frecuencia.

PERO LA SOLTERÍA NO ES EL LUGAR MÁS SOLO.

De hecho, ya escribí otro blog con el mismo título porque creo que es muy importante entender esto antes de que empiezas una relación. Y especialmente si estás considerando un relación con alguien que no comparte tus creencias sobre Dios. ¿Por qué? Porque aun me he sentido sola en el matrimonio. Con menos frecuencia pero con más intensidad.

¿Recuerdas que aprendí a estar contento con mis amistades y agradecida con Dios por ellos a pesar de que anhelaba una pareja también? No mucho después de mi tiempo con la misión, empecé a salir con alguien que terminó siendo mi novio. Pero después terminamos. Y eso fue también una experiencia que me enseñó muchas cosas buenas y malas sobre la soltería y el estar sola en general. Fue un tiempo bastante difícil. Pero fue un tiempo en que Dios me mostró cuán poderoso es la iglesia como familia espiritual. Pasaron solo 2 años entre la terminación de esa relación y en el tiempo en que empecé a salir con mi ahora esposo. Pero siento que fueron en esos 2 años que Dios me mostró cuan fiel es y cuanto podría disfrutar de mi vida aún estando soltera. Empece a salir con amigas más que nunca antes. A involucrarme en la iglesia ya en otro nivel. A tener amigos solteros, casados y hasta ya grandes. Dios me mostró que tenía una familia más hermosa que ninguna otra que había visto a pesar de que seguía yo ‘sola’ en los ojos del mundo. No dejaba de luchar con la soledad, pero ya sabía manejarlo de una forma más madura y sana. Hasta sabía como prevenir los ataques de soledad que luego me llevaban a momentos de depresión. No siempre fui exitosa pero casi siempre sí.

Pero después me casé. Y todo cambió.

Las primeras semanas de nuestro matrimonio fueron los más difíciles hasta el momento. Aún estábamos sufriendo las consecuencias de la pandemia. Apenas pudimos regresar a la iglesia y volver a salir con nuestros amigos. Pero a pesar de que la vida se volvió a la ‘normalidad’ había cambiado para nosotros. Fue un tiempo difícil para los dos. Y la verdad creo que los dos nos sentimos muy solos. Pero lo peor de todo es que nos sentimos abandonados.

Nadie te explica que es casi seguro que perderás amigos cuando te cases. O que al menos tus amistades cambiarán mucho. Recuerdo que lo que más quería en esas primeras semanas y meses fue salir con mis amigas. Desahogarme con ellas y a veces hasta tener un lugar segura para llorar. Pero pasó algo que no esperaba. O que al menos quería creer que podría prevenir. Ya era diferente nuestra relación. Sobre todo porque ya no tenía yo un horario tan flexible. Tuve que empezar a trabajar de día. Y en la tarde preparaba la cena para mi esposo y yo. Aparte que él salió a trabajar del día y solo nos veíamos un rato en la noche. Así que cuando decía a mis amigas que quería verlas, muchas veces no podían en mis horarios. Ya no era tan libre pero sí me sentía muy sola.

Y aquí es donde te digo porque dije que no estarás menos sola si te cases: porque la soledad en el matrimonio suele ser más intenso que la soledad en la soltería. ¿Por qué? Porque cuando estaba soltera podría irme a quedar con una amiga o invitarla a quedarse conmigo. Podría ir a ver mi mentora en la tarde o salir a tomar un café con alguien de la iglesia el sábado. Pero estando casado ya se me complicaba ver a mis amigas solteras. Hasta me tocaba ver que se reunían sin mi mientras yo me sentaba en mi casa sola esperando que llegara mi esposo del trabajo. sabiendo que llegará nada más para cenar y dormir. Porque cuando te sientes sola en el matrimonio, ya no tienes la libertad de buscar conexión emocional tan fácil como antes. Ahora tienes responsabilidades y prioridades que limitan tu tiempo. Y cuando llegan esos momentos de soledad, ya no te preguntas si te sintieras menos sola su estuvieras casada. Ya sabes la respuesta: puedes sentir muy sola aún estando casada. Más, es segura que tendrás momentos de soledad estando con tu pareja. Y por eso es tan importante elegir bien. Porque si te equivocas en la decisión de con quien casarte, estarás más sola que nunca. Tanto en frecuencia como en intensidad.

Gracias a Dios, no creo haberme equivocado en elegir a mi pareja. Es un hombre que me ama. Que sobre todo ama a Dios. Y cuando discutimos o me hace sentir mal puedo hablarlo sinceramente con él y por la gracia de Dios podemos perdonar el uno al otro y sentirnos unidos otra vez. Pero aún en los momentos buenos, nos hemos dado cuenta que es tan importante tener amistades y mentores en nuestra vida. Porque por lo mucho que nos gusta estar juntos, también nos gusta salir con amigos. Platicar con otras personas. Es algo que todavía necesitamos. Y qué disfrutamos también.

Así que, en fin, si te casas no es garantía de que te sentirás menos sola. Incluso si te casas con un hombre bueno que te ama, vas a tener que aprender a balancear la relación entre esposo con amistades, involucramiento en la iglesia, etc.

La mejor forma de lidiar con la soledad no es casarte o andar con alguien que te da su atención por el momento. Es aprender a ser intencional con los demás. De rodearte de personas que aman a Dios y te aman a ti. Y de seguir haciéndolo en cada etapa de tu vida: en la soltería, en el noviazgo, y sí, también en el matrimonio.

La Soltería No Es El Lugar Más Solo

Jamás quisiera minimizar la soledad que uno puede sentir durante una etapa de soltería. Cuando realmente tienes el deseo de casarte, no encontrar una pareja adecuada puede ser algo difícil, frustrante y puede llegar a ser un fuente de mucho desanimo en tu vida espiritual. La Biblia nos da formas de luchar contra esto. Pero luchar muchas veces tendremos que hacer. Y es en esta lucha que el enemigo muchas veces elige atacarnos de la misma forma que le atacó a Eva en el jardín de Edén. Nos susurre preguntas como, ‘Realmente Dios dijo que no puedes andar con alguien que no es creyente?’ o ‘De verdad crees que un Dios bueno te dejaría sola en esta vida?’. ‘No pasa nada si andes con ese chico que no está igual de interesado en las cosas de Dios como tú. Al contrario, te dará la compañía que te falta. Dios solo te está negando algo que será bueno para ti.’

Al leer estas frases, me duele recordar que yo en mis soltería llegué a hacer caso a algunas. Recuerdo bien cuando me di cuenta que dudaba que Dios era bueno. Creía la mentira que un Dios bueno ya me hubiera dado una pareja para casarme. Perdí mis esperanzas cuando dejé de creer que Dios es bueno. Y cometí algunos errores por esa misma falta de fé. Pero Dios en su gracia y misericordia nunca me dejó. Esperaba pacientemente, nunca dejando de mostrarme su gran amor y bondad. Aún mientras yo dudaba de ellos. Poco a poco me involucré más y más en mi iglesia. Asistí un grupo de oración cada semana, aceptaba cualquier invitación a comer o visitar con los hermanos. Empece a servir en nuevos ministerios y buscar formas de conectarme más y servir mejor a las otras chicas solteras de mi iglesia. Al final, me di cuenta que ya no estaba sola. Que tenía una familia más grande que nunca. Y aunque cada noche regresaba a una casa donde solo me esperaba mi gata, hasta pude disfrutar ese tiempo a solas y con Dios. Todavía me pasaba a veces que de repente me cancelaban y pasé todo el día sin interacción con otro ser humano, y la soltería seguía siendo algo difícil. Pero ya no era un sufrimiento diario. Sino una etapa de la vida que traía sus ventajas y desventajas como cualquier lo haría.

Esto no es para decir que se me quitó el deseo de casarme. Lejos de eso, unos pocos años después sí me casé. Pero puedo decir honestamente que disfruté los últimos años de mí soltería a un grado que no creía posible antes. Y vi que hasta cierto punto, nosotros determinamos si nuestra soltería sera una etapa de soledad o de abundancia. Estando soltera, uno es dueño de su propio tiempo, sus recursos. Toma sus decisiones de cómo y con quién pasar su tiempo. Estando casada la cosa cambia un poco. Ahora ya no eres tan libre de usar tu tiempo y tus recursos de la forma que tú ves mejor. Ahora es importante tomar en cuenta las necesidades de tu esposo. De tomarle en cuenta cuando vas a hacer planes o vas a ir de compras. Y si no estás con la persona correcta, esta vida sí puede terminar siendo el lugar más solo.

Aquí llegamos al punto principal de este escrito: Es muy probable que, al casarte con alguien que no comparte tu amor a Dios, estarás entrado la etapa más sola de tu vida. Aunque el enemigo te haya convencido que tu soltería prolongada es lo peor que te pueda pasar para llevarte a este punto, verás que, como siempre, el es muy astuto y muy engañador. Al llegar aquí verás la verdad: lo peor era alejarte de los consejos de Dios. Y quizás al costo de una buena comunión con Él. No porque él te abandonó, sino porque tú elegiste el confort temporal de tu pecado en vez de cercanía con Él.

Me gusta mucho imaginar. Entonces vamos a imaginar juntas un matrimonio. Tú eres cristiana, conoces a un chico que te trata lindo y te dice cosas bonitas. Él no sigue a Jesús. No va a la iglesia contigo. No oran juntos sobre su relación. No te puede dar consejos bíblicos cuando estás pasando una situación difícil. Pero te ofrece su compañía. Te hace sentir vista y querida. Quizás hasta amada. Resistes un tiempo en decirle tu ‘novio’. Aunque ya están actuando como si estuvieron en una relación. Pero por dentro te enredes más y más tu coraz´ón con el suyo. Pasa el tiempo y empiezas a dudar que realmente es necesario resistir este ‘amor’. No te ha hecho daño, verdad? Puedes seguir asistiendo a la iglesia y siendo cristiana tu sola. No pasa nada. Porque aunque no es de tu religion es un ‘buen chico’.

Se vuelven novios. Pasa más tiempo. Viven juntos. Quizás se casan formalmente. Quizás solo en hecho y sin los papeles. No te dabas cuenta pero desde hace varias meses ya no te sientes tan bien en la iglesia. Sabes que la gente ahí no aprueban de tu estilo de vida. Sabes que no puedes hablar de tu pareja con un gozo completo porque no has hecho bien las cosas. Llega domingo de culto y tu pareja sigue durmiendo. Sabes que si te vas, irás sola. Y la verdad estás cansada de esta soledad. Él sigue siendo el mismo chico. Pero como en toda relación, ya pasó la etapa de luna de miel. Ya no te habla tan bonito. Ya no finge tener ni lo más mínimo de interés en tus asuntos religiosos. Y cae sobre ti tu nueva realidad: te has amarrado a alguien que nunca compartirá las cosas espirituales contigo. Más, ya no tienes esperanza de encontrar alguien que sí, lo hará. Porque ya elegiste a tu marido. Ahora tampoco puedes andar libremente y pasar mucho tiempo en cosas de Dios. Estás viviendo una vida muy sola. Casada, pero más sola de cuando estabas soltera. Siempre preguntando que hubiera pasado si hubieras hecho caso a los consejos de Dios y no los susurros mentirosos del enemigo y de tu propio corazón engañoso.

Ahora ves a las chicas solteras de la iglesia. Ves como van a conferencias o viajes misioneros juntas. Como están enfocadas en Dios y disfrutando de su vida. Mientras tu te quedas atado al lado de este hombre que solo se burla o te mira con ojos vacíos si intentas hablarle sobre tu soledad espiritual. Has encontrado una pareja para tu cuerpo físico. Quizás hasta para tu parte emocional. Pero tu alma, tu espíritu, está más sola que nunca. Sin quien le puede acompañar.

La Soltería, querida amiga, no es el lugar más solo. Si tan solo hubieses sabido antes.

Si tan solo hubieses atacado esas mentiras con la verdad.

Dios es bueno.

Mi soltería es un regalo.

Puedo tener una vida plena, lleno de amor y de amistad. Sin necesidad de juntarme con alguien que Dios me ha advertido que no será el mejor para mí.

Mi soltería no es el lugar más solo en que me puedo encontrar.

¿Qué Significa Guardar Mi Corazón?

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.
Proverbios 4:23

¿Has escuchado este versículo de Proverbios 4:23 antes? Yo recuerdo muy bien las primeras veces que alguien me citó este pasaje. Siempre me lo decían referente a los chicos. Creo que los primeros en darme este consejo de ‘guardar mi corazón’ eran los lideres de jóvenes. De ahí me lo decían mis propias amigas. Pero cuando les preguntó cómo guardar mi corazón, o qué rayos significaba ese versículo solo me daban respuestas tan claras como el lodo que se pega a mis zapatos después de las lluvias. Osea, todos me citaban esto de ‘sobre todo Ashley, guarda tu corazón’. Pero no me ayudó mucho porque no entendía que el autor de este proverbio quería que yo hiciera. A veces llegaba a la conclusión de que nadie sabía cómo guardar un corazón menos el autor y Dios. Pero me quedé con la inquietud de porque Dios pondría un versículo tan importante en la Biblia y a la vez dejar que sea tan misterioso su significado. Al final, terminé siendo yo quien decía a mi amiga ‘recuerda que tienes que guardar tu corazón’ sin poder explicarle que exactamente era eso. Y el ciclo de consejos cristianos sin mucho sentido seguía a través de mí.

Pero algo muy milagroso pasó hace unas dos semanas. Por la primera vez en mi vida, ¡leí proverbios 4:23 y entendí! No es porque Dios me dio un dosis de discernimiento extra fuerte ese día. Sino porque en la predicación el domingo anterior el predicador habló de la palabra ‘corazón’ en los tiempos del antiguo testamento. No habló de los proverbios, pero dio una explicación muy práctica del termino ‘corazón’ en donde sea que se encuentra en la biblia. Resulta que en esos tiempos, los israelitas se referían a mucho más que nosotros hoy en día con esa palabra ‘corazón’. Para ellos el corazón era el lugar donde nace nuestros sentimientos sí. Pero también nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestra voluntad. Con el corazón uno pensaba, se formaba, y tomaba decisiones. Ese domingo de la predicación el dato se me hizo interesante y lo apunté en mi libreta. Y dos semanas después mientras preparaba yo un estudio para las chicas de mi iglesia, estuve hojeando mi libreta y meditando en lo que Dios me estaba enseñando. Y fue ahí cuando por primera vez relacioné las dos cosas. Guardar tu corazón no quiere decir que no te enamores con nadie nunca. O que guardas lo que sientes y no lo digas a nadie. Guardar tu corazón sí es cuidar tu sentimientos, pero también tus pensamientos, tus deseos, tu voluntad.

Ahora resulta que proverbios 4:23 no es un versículo bastante confuso y misterioso. Es un muy buen consejo con pasos muy prácticas para guardar la parte más importante de nosotros. De hecho, va mano a mano con otros pasajes como Filipenses 4:8 que nos dice así:

En cuanto a lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo que merece alabanza, en esto piensen.

Filipenses 4:8

Ahora sí puedo darles buenos consejos a mis amigas que se encuentran en circunstancias difíciles o no edificantes. Puedo animarla a pensar en las cosas de Dios. De cuidar sus pensamientos y desviar su mente cuando de repente se encuentra soñando de su boda con un chico que ni siquiera es su novio. (¡Me da risa escribir esto pero todas lo hacemos!) Tenemos que estar conscientes de cuando lo que pensamos o lo que deseamos va contra la voluntad de Dios para nuestra vida. Y no dar paso a las cosas que, en lugar de darnos vida, apagan nuestro gozo y vida espiritual. Si sometemos nuestros pensamientos, deseos y sentimientos a Dios y dejamos que Él ponga la verdad en nuestros corazones, veremos una vida plena y gozosa que brota de nuestro corazón.

Así que, amigas (y amigos), ahora sí les puedo decir con toda convicción: Sobre todo, ¡guarda tu corazón! Y disfruta de la buena vida en Jesús. 💕

¿Puedo tener amigos hombres?

El otro día estaba platicando con una amiga. Salió el tema de los amigos hombres y las dos expresamos como siempre ha sido algo muy natural llevarnos con los chicos. Crecimos con hermanos y primos y sin hermanas o primitas. A lo mejor sea por lo mismo que tanto nos facilita llevarnos con los chicos de la escuela, la iglesia, etc. La platico nos llevó al tema de si está bien tener amigos hombres y si la respuesta es sí, ¿hasta qué punto es sano? Es una pregunta que yo he hecho muchas veces. Y que muchas veces me la han preguntado. Durante la prepa y incluso en mis días universitarias fue un tema que salió con mucha frecuencia. Más cuando una chica empezó a hablar mucho sobre algún mejor amigo que tenía. Es una buena pregunta, y hay una razón por lo cual todas pensamos en esto en algún momento.

Antes que nada quiero darles una respuesta muy clara: Sí puedes tener hombres amigos. Y no solo puedes tenerlos, ¡es muy bueno que los tengas! Dios creyó a las mujeres tanto a los hombres en su imagen. Cada uno de nosotros reflejamos cosas de él. Cuando nosotras nos llevamos con nuestros hermanos en la fé, podemos ver a ciertas características de Dios en ellos. Nos pueden ayudar a conocerle más a Él y amarle más a Él. Ellos también podrán recibir la misma bendición por conocernos mejor a nosotras. Así que, si no tienes amigos hombres, no es mala idea buscar algunos.

Ahora quiero regresar al término que muy a menudo ocupamos. Mejor amigo. Pensamos por un momento, ¿Qué es lo que diferencia un amigo general de un mejor amigo? ¿Qué diferencias hay en la relación que se lleva entre mejor amigos y sólo amigos? Primero pensando en mis mejores amigas son las personas con quién hablo con más frecuencia. Son las primeras en saber cuando algo muy bonito o algo muy feo me pasa en la vida. Son con quienes tengo una confianza muy estrecha y un cariño especial. Puedo llevarme con muchas personas pero solo me abro al 100% con mis amigas más cercanas. Un mejor amigo no es muy diferente. Quizás hablaría con él muy a menudo. Le contaría sobre mis altas y bajas. Quizás con él tendría la confianza de hacerle preguntas sobre los chicos. Porque ¿quién les entiende? Quizás saldríamos a solos a tomar un cafecito o ver una película en el cine. Esto es lo que le haría a él un mejor amigo. Porque con mis otros amigos solo les veo en el templo o el grupo de jóvenes. Y no les tengo tanta confianza.

Ahora pensamos en el noviazgo. Si tuvieras un novio, ¿cómo sería tu relación con él? Si ya tienes edad para salir con él quizás irían los dos a tomar un café, ver una peli, pasear por el centro de tu ciudad. Hablarían diariamente o al menos muy a menudo. Él sería muchas veces el primero en saber como te fue en tu día o cuando algo bueno o malo te paso.

Si te das cuenta, la descripción entre un mejor amigo y un novio es casi idéntico. Quizás dirás que la diferencia es que tu novio se te hace atractivo y tu mejor amigo no. No lo puedes ver con esos ojos de enamorada y por eso es solo tu mejor amigo. Y si crees que el amor es un sentimiento que existe o no, que el amor nos guíe y no es algo que nosotros guiamos, tiene mucho sentido es respuesta. Pero la Biblia nos enseña algo distinto sobre el amor. El amor es algo que nosotros ponemos en práctica. Es algo que hacemos, no solo algo que sentimos. Definitivamente existe el enamoramiento. Y muchas veces no elegimos con quién sentimos luego esa atracción que luego llamamos equivocadamente ‘el amor’. Pero también existen otros tipos de amor. Uno en especifico que sale de un cariño especial. De unos actos que desarrollan una relación más íntima. Y es de ese amor que vamos a hablar.

Hace tiempo unos psicólogos hicieron un estudio. Formaron una larga lista de preguntas personales. Preguntas cuyas respuestas suelen ser vulnerables y mostrar una vista amplia de la persona quien las conteste. Y con estas preguntas mandaron a un hombre y una mujer que nunca se habían conocido en una cita. Atreves de la noche hicieron estas preguntas y a la vez fueron instruidos a hacer mucho contacto con los ojos. Y evitar distracciones. Su enfoque era totalmente para su pareja. Por medio de este estudio descubrieron que las parejas sí sintieron un cariño o ‘amor’ con tan solo darse esa atención y abrirse con es persona sobre asuntos personales. ¿Pero cómo es posible encariñarte con un extraño después de contestar unas preguntas nada más?

Porque el amor no es solo un sentimiento que surge cuando algo se nos hace guapo. El amor es sentirnos vistas y oídas. Sentir que a alguien le importa qué nos pasa en el día o cuáles son nuestros sueños para el futuro. Es saber que esa persona piensa en ti y se interesa por conocerte más. En cierto sentido este es el amor que debemos de mostrar a los hermanos de la iglesia. Debemos amar los unos a los otros. Pero cuando se vuelve algo más exclusivo, debemos dar un pausa y preguntarnos el verdadero por qué. Hay algunos señales que muestran que quizás ya pasamos el límite de una amistad sana con un chico. Hay que preguntarnos:

¿Dejo que este chico me habla por qué me gusta que alguien se preocupa por mí?

¿Le cuento a él sobre que mal me fue en mi día o sobre el 10 que saqué en mi examen antes de que les cuanto a mis amigas o mis papás?

¿Me siento olvidad, desanimada, o mal cuando él no me habla durante un día entero?

¿Prefiero pasar tiempo a solas con él en vez de en un grupo?

¿Cuando estamos solos le platico de temas muy personales como mis planes del futuro, mi estado emocional o problemas que tengo con otro chico?

Si empiezo a salir con un chico que se vuelve mi novio, ¿tendría que cambiar mucho mi relación con mi mejor amigo? ¿Por qué?

Estas preguntas pueden revelar cosas de nuestro corazón que quizás no queremos ver. En mis 20 tanto años de observar esta situación, nunca he encontrado un caso en que uno de los dos no salió herido. Seamos sinceros, no tenemos muchas ganas de salir a solas con la mayoría de nuestros amigos. Estamos contentos viéndoles dentro de un grupo de amigos en común y hablándoles de vez en cuando. Si salimos con ellos por un café o algo parecido es muy de vez en cuando y no nos urge volver a hacerlo lo más pronto que podamos. Por lo general, si estamos dispuestas y hasta emocionadas para hablar diario con un chico y/o salir con él es por una de dos cosas.

  1. Me gusta. Independientemente de si creemos tener un noviazgo con él en algún futuro, no podemos negar que hay una atracción que nos atrae a él.
  2. No me gusta, pero me trata muy bien y eso es mejor que estar sola. Disfruto la atención que él me da, y como no lo estoy recibiendo de un chico con quien sí quiero una relación, permito que este chico me hace sentir bien por el momento.

En el primer caso hay unas razones por lo cuál no es buena idea salir con tu mejor amigo que en realidad es tu crush. Uno es si él no es un hombre adecuado para ser tu novio. Sin o es creyente o no es maduro en su fé, quizás piensas que puedes divertirte un poco con él sin llegar a ser algo más que amigos. Pero estás jugando con fuego, y tarde o temprano te vas a quemar. Este mejor amistad es en realidad un noviazgo emocional sin compromiso. Si hacen todo lo que harían un par de novios (menos tomarse de la mano o darse un beso), la realidad es que ya estás emocionalmente involucrado con un chico con quien no debed de estarlo. Y cuando se acaba la diversión, sentirás como si fuera una ruptura de novios. Porque para tu corazón lo es.

En el segundo caso estás arriesgando encariñarte con alguien que no es para ti. Y aún peor, estás usando a un ser humano para sacar provecho de una forma muy egoísta. Esto es el opuesto del amor que nos enseña Jesús. También este estado de recibir algo que realmente no es mío nos puede estancar en nuestra vida espiritual. Dios nos hizo con un deseo y necesidad profundo de vivir en comunión. Nos diseñó para sentir la necesidad de ser vistas o oídas por él. Y si dejamos que un chico nos llena ese vacío, no permitiremos que Dios lo haga. Es inevitable que nos alejamos de Dios cuando estamos recibiendo ese cariño y atención de una forma equivocada.

La conclusión a que yo he llegado, por medio de mucha experiencia personal y muchos años de observación, es que tener un mejor amigo la mayoría de las veces no es lo mejor que Dios tiene para nosotros. Y tampoco para los chicos con quienes nos involucramos de esta forma. La mayoría de las veces estas amistades muy cercanas entre un hombre y una mujer terminan mal. Sus frutos son: la desilusión, una o dos corazones rotos, malas decisiones en la elección de una pareja, situaciones incómodas entre grupos de jóvenes o amigos y mucho más.

Poniendo esta idea en práctica a veces no es tan sencillo. La linéa entre amigos y algo más no siempre es fácil marcar. No se trata de formar una nueva ley de reglas, pero sí hay unas cosas que nos pueden ayudar a evitar está situación:

  1. Evita salir solo con un amigo.
  2. Cuida tus pláticas en WhatsApp, Instagram, etc. en cuanto las temas que se hablan y la frecuencia de los mensajes.
  3. Busca amistades sanos. Chicas con quien puedes platicar temas más personales y gente que están enterados de las cosas importantes en tu vida.
  4. Cuida los temas que hablas con los chicos. Como vieron en el estudio, hablar de cosas muy vulnerables con el sexo opuesto puede llegar a sentimientos más allá de simple amistad.
  5. Sé sincera. No escondes tu relación con un chico de tus amigas o papás. No niegas hablar mucho o salir con él. Ni tampoco insistes en llamar ‘amistad’ algo que ya es mucho más que eso.

Tener amigos es algo bueno. Es una bendición convivir con nuestros hermanos en la fe, animarlos y convivir con ellos de una forma sana. Pero cuidamos nuestro corazón. No dejamos que un hombre aprovecha de nosotras por media de una ‘amistad cercana’ y tampoco aprovechamos de ellos por medio del mismo.

«El amor tiene paciencia y es bondadoso. El amor no es celoso. El amor no es ostentoso, ni se hace arrogante. No es indecoroso, ni busca lo suyo propio. No se irrita, ni lleva cuentas del mal. No se goza de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.»

1 Corintios 13:4-7

La Necesidad Produce La Oportunidad

Hace unas semanas la cámara de mi celular dejó de tomar buenas fotos. Ya no se enfoca y todo sale bien borroso. Quizás no es lo peor que le podría pasar a uno, pero para mí fue un golpe fuerte. Soy de esas personas que en donde sea que ande siempre estoy viendo algo que me hace parar y sacar mi cel para capturar ese pedacito de belleza en medio de la cotidiana. En estos momentos mi dinero no me alcanza para comprar otro celular. Pero en mi necesidad he recordado algo: tengo una cámara de verdad. Osea uno de DSLR que realmente sí toma buenas fotos. Casi no la saco porque pesa y luego me siento incómoda porque no quiero llamar la atención cada vez que me paro para tomar una foto de algo que se me hace interesante o bonito. Pero por necesidad, he estado llevando mi cámara en mis caminatas el centro y a muchos otros lugares últimamente. Y veo cómo esas fotos realmente son mejores. Son más difíciles de captar: me falta la práctica y la verdad es que la técnica no es igual de fácil como con el cel. Pero cuando salen las fotos…salen buenísimos. No hay comparación entre ellas y las fotos que he sacado con mi cel aún en sus mejores momentos. La mala suerte de perder la conveniencia de tomar fotos con el celular se ha convertido en una gran oportunidad de mejor mi fotografía realmente. Y en mi experiencia, eso también es el caso en la vida. Donde ves alguna necesidad: busca la oportunidad que se está presentando por medio de ella. Pero Ashley…¿Cómo puedo hacer eso? Aquí te dejo unos tips que yo he aprendido por media de mis experiencias. Y te cuento un secreto: los misioneros, lejos de tener todo perfecto, somos gente con muchas necesidades.

  1. Sé Vulnerable. Todos vamos a pasar por momentos difíciles. Pero no todos somos buenos mostrando a los demás lo que realmente estamos viviendo. Ser vulnerable no quiere decir que vayas a contar cada detalle de tu vida a todo el mundo. Ser vulnerable es dejar que otras personas entran a tu vida- y más en las partes donde no has podido ‘arreglar’ todo antes de su llegada ahí. En términos prácticos es tener una o algunas personas de confianza que oren por ti constantemente. Es decir la verdad cuando estás luchando con el pecado, el desanimo o dudas. No es esperar a que puedas decir: ¨Qué crees amiga? Estuve muy triste y sin ganas de leer mi Biblia pero Dios me mostró que Él siempre me tiene gracia.¨ No. Ser vulnerable es decir: ¨Amiga, salí otra vez con ese chico que no es cristiano. Y la verdad no tengo ganas de acercarme a Dios porque sé que estoy mal y no le he obedecido. Puedes ayudarme?¨Acuérdate que es invitar a la persona a formar parte de tu vida antes de que arreglas las cosas para verte más ‘madura’ o ‘cristiana’. La diferencia entre estos dos ejemplos es que en la primera nada más estás dando a entender a tu amiga que luchas a veces pero realmente eres capaz de resolver las cosas tu solita. No necesitas su ayuda. Con que diga una oración a Dios es suficiente. La segunda da a tu amiga la oportunidad de orar por ti y contigo de una forma especifica. Le da la oportunidad de hablar las verdades bíblicas que necesitas escuchar sobre tu vida. Y para decirte: ¨¿Sabes qué? Este viernes vienes a mi casa para que no sientes la tentación de andar otra vez mal acompañada.¨ Cuando somos vulnerables con gente de confianza, abrimos la puerta a recibir justo lo que necesitamos. Y te puede sorprender las cosas que pueden pasar cuando abres la puerta a esas bendiciones.
  2. Sé honesta. Ahora sí hablemos de los demás. Ya dijimos que a ellos no les tienes que contar que andas de malas porque estás en tus días y los cólicos no te dejen ni un momento de paz. Es mucho mejor que no lo digas a todo el mundo con todo y detalle. Pero tampoco tienes que poner una cara feliz y estar siempre al 100%. Cuando una mujer de tu iglesia se acerca y te pregunta ‘¿Cómo estás?’ ponte el reto de no mentirle. En vez de responder con un ‘Muy bien, hermana!’ Intenta decir algo que sea más cierto. Por ejemplo, ‘Estoy un poco desanimada.’ ‘Estoy confiando en el Señor.’ o aún más general: ‘Estoy más o menos. Gracias por preguntar.’ Si eso abre la puerta a que hablas más con esa persona, adelante! Puede que Dios te acaba de proveer una de esas oportunidades que vienen de la necesidad. Y si no ves que es el momento para compartir más, no te desanimas. Por mínimo cuando esa hermana está más o menos tendrá la confianza de decirte a ti la verdad como tu lo has dicho a ella.
  3. Sé humilde. Yo me conozco muy bien. Y a veces me paso creyendo que yo sé exactamente lo que necesito. Eso a veces lo hace difícil realmente escuchar a los consejos de los demás. Quizás ya sé que dormir suficiente, comer bien y hacer ejercicio me ayudará a no sentirme deprimida. Pero tiene otro afecto cuando una hermana que admiro y respeto me cuenta sobre un momento en su vida en que sufrió con el desanimo y la depresión. Y me cuenta las cosas que le ayudó en ese tiempo. Quizás sean las mismas cosas que ya había escuchado. Pero su experiencia personal y su vulnerabilidad conmigo me anima a poner en práctica esas cosas. Porque ahora es algo más real…mas personal. Y al final de cuentas todo ser humano busca ese tipo de conexiones personales con otros ser humanos. Cuando estás pasando por cosas difíciles, no resistes la ayuda o los consejos de otras personas. Claro que buscamos ayuda con personas sabias y maduras en su fé. Pero te puede sorprender el impacto que un corazón humilde tendrá tanto en ti como en los que te rodean.
  4. Sé generoso y busca en donde los demás también tienen necesidad. Quizás lo más hermoso de salir de un tiempo de dificultad o profunda necesidad es la capacidad que te da a ayudar a otros. ¿Sufriste mucho cuando terminaste con tu novio de 4 años? ¿Perdiste un familiar cercano a temprano edad? ¿Te mudaste a otro país o otra ciudad- dejando atrás la gente que más amas en este mundo? ¿Has luchado con la depresión, ansiedad u otro problema mental o emocional? Nada de eso fue en vano. Busca otra gente que están pasando por algo que tú ya pasaste. Tú sabes mejor que nadie lo que se siente y que necesite uno en este tiempo. En tu necesidad Dios te mostró su gran amor. Ahora haz lo mismo y muestra el amor de Dios- sé la oportunidad en medio de la necesidad de tus hermanos.

La Soltería y El Agradecimiento

Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús.

1 Tesalonicenses 5:18

No puedo contar las veces que me he sentado sobre una mesa para platicar con otra chica sobre los deseos que tenemos por un espeso, un compañero, el sentido de tener un lugar con otra persona donde podemos crear una familia. Quizás como soltero(a) nos es más fácil pensar en todas las cosas que nos hacen falta. Para las mujeres quizás es saber que llegando a la casa no tendrás quién consolarte o abrazarte después de un día difícil. O si vives sola no hay quién te ayudo con el mantenimiento de la casa, tomar decisiones importantes, o pensar si algún día tendrás hijos propios. Estar soltera trae sus dificultades. Caminar por la vida como una persona soltera no es fácil y tampoco es algo sencillo. Mientras expresar los deseos de nuestro corazón al Señor puede ser algo sano y bueno, no podemos dejar que nuestro enfoque sigue ahí siempre. Cuando empiezan a nacer sentimientos de desesperación, y somos tentados a preguntar a Dios por qué, ¿qué nos puede ayudar a dejar que esa desesperación brota de nuestro corazón? El gratitud. El antídoto para nuestra duda y cansancio siempre es la gratitud.

Como solteras, estoy segura que hemos pensando en un millón de cosas diferentes por los cuales estaríamos agradecidas si estuviéramos casadas. Pero hay muchas cosas únicas a la soltería que también podemos apreciar en nuestra circunstancia actual:

  • El vecino quien nos ayude con las cosas que nuestra papá siempre hacía en casa, y que pensamos que nuestra esposos haría en esta etapa de nuestra vida (cargar cosas pesadas, colgar una repisa en la casa, componer nuestro carro cuando se descompone, etc)
  • La amiga que siempre está dispuesta a ir por un café y sentar con nosotras mientras lloramos y contamos la misma historia de cómo rompieron nuestra corazón por la segunda, tercera o mil vez.
  • La disponibilidad de SER la amiga mencionada arriba.
  • Capacidad emocional: por el mismo hecho que solo tenemos que pensar en nosotros y on en hijos o un esposo tenemos toda nuestra capacidad de amar y mostrar atención disponible. (Porque seamos sinceros- un noviazgo o un matrimonio nos quitará un poco de esa energía.
  • Libertad económica: claro que somos llamados a ser buen administrator de nuestro dinero. Pero es lógica que cubrir los gastos para una persona te sale más barato que para 2…o 5. Puedes aprovechar de este tiempo siendo generosa con los demás y también ahorrando mientras te es más fácil.
  • Tenemos la oportunidad de servir a Cristo con todo nuestro tiempo, dinero y talentos.
  • Puedes escuchar a tu música sin audífonos.
  • Nadie te despierta mientras duermes.
  • Puedes tener una pijamada son tu mejor amiga sin haber hacho planes de antemano y pasara toda la noche platicando de cosas de chicas.
  • Puedes aprender a tocar un instrumento sin que nadie sufre de tener escuchar los ruidos que haces mientras tocas la misma canción vez tras vez.
  • Puedes tomar decisiones grandes y pequeñas sin tener que consultar con tu esposo primero.
  • Dios es realmente suficiente y tu tienes la oportunidad de ser un ejemplo maravilloso de esa verdad!

Algunas cosas en la lista son muy serias. Otras un poco más ligeras. Pero con toda sinceridad, si hay algo que me ha permitido cambiar me corazón de ser amargada y desesperada a satisfecha y contenta es el agradecimiento.

Durante muchos años la soltería no ha sido lo que yo eligiera para mi. Y quizás tampoco sería tu primera elección. Pero Dios ha mostrado que verdaderamente Él es bueno. Y ha dado a cada una de nosotras tantas cosas para agradecerle! Entonces, cuando sientes la tentación de pensar en todas las cosas buenas que tuvieras en un matrimonio o en todas las cosas malas de estar soltera, cambia el chip! Y acuérdate de todas las cosas grandes que la vida (y Dios) tiene para ti ahora en este momento.

Cartas de Amor

Imagina conmigo que eres tú: una chica soltera viviendo su vida como normal. Quizás estás estudiando, trabajando o ayudando a la familia en casa. Tienes tu grupito de amigos y vas a la iglesia los domingos (o en estos tiempos te conectas a las reuniones en zoom de vez en cuando). Hay un chico de otra iglesia que escribe unas cartas de amor bien bonitas. Has escuchado de él durante meses o tal vez años. Dicen que es un buen chico: muy amable, con buena teología, siempre sirviendo a los demás. Además pone sus cartas en un blog en línea. Has echado una vista a algunas. Incluso le consideres un conocido. Hasta a veces cuentas a otros sobre las cartas que él escribe. Pero la verdad, no has leído todas. Y no tienes ganas de estar ahí siempre pendiente de lo que escribe. Sin embargo, tienes algunas amigas que sí las leen. Siempre. Y siempre están hablando de que escribió ese chico en su carta más recién.

Hasta un día te enteras de una noticia que cambia todo: ese chico, lo que conoces pero que realmente no te había llamado la atención, ¡escribe estas cartas para ti! Ese amor que él de una forma tan bonita se exprese es un amor dirigido a tu mismo. No lo puedes creer. Es lindo pero a la vez es algo extraño. Cómo va a escribir cartas de amor a una chica que medio conoce? Quizás te haya visto algunas veces en las conferencias de jóvenes o algún lugar por ahí. Pero aún no te emociones.

Pero ahora te da curiosidad. ¿Qué exactamente es lo que dicen esas cartas? Vas a su blog. Y das clic un la primera. Empiezas a leer y te das cuenta que hay mucho que no sabes de él. Es como leer las palabras de un extraño. Quizás sean bonitos pero no te causan la misma emoción que cuando tu crush te queda viendo. Pero sigues leyendo. Al principio es por curiosidad. ¿Quién no va a leer una carta de amor que fue escrito por él o ella? Casi te sientes obligada de hacerlo. Sería muy grosera no leerlas sabiendo que eran escritos por ti.

Conforme a que vas leyendo, te das cuenta que ya no se siente tan lejos ese chico no tan conocido. Casi empiezas a escuchar su voz. A imaginar cómo es su forma de ser. Lees 2, 3, 5, 10 cartas. Llegando al 15 sientes que son palabras de un amigo. Pero son muchas. No terminas de leerlas en un día. Ni una semana. Pero poco a poco sigues ahí, cada vez más segura de que ese chico sí te ama. No dejas de entender cómo es posible. Pero parece ser verdad.

Y algo aún más extraño empieza a pasar en tu corazón. Te das cuenta que tú también lo amas. Que ahora, no lees las cartas por obligación o curiosidad. Las lees porque amas el chico que las escribió. Porque leerlas es conocerle a él. Y sentir su amor. Y a estos grados ya es algo que sí te interesa.

Lo que empezó no tan emocionante ni amoroso por tu parte se ha vuelto uno de las gran alegrías de tu día y de tu vida. Esa persona que decías conocer se ha vuelta en tu amor y prioridad número uno. Pero ese amor se tenía que desarrollar. Venía después de mucho tiempo meditando en las palabras de quien creías conocer ya.

Y así muchas veces nos pasa con Dios y su Palabra. A lo mejor es algo común entre los que hemos crecido en la iglesia. Siempre escuchamos de Dios, de Jesús. Decimos que creemos que él es bueno. Que es amoroso. Que sus palabras con bonitas. Pero echamos una vista y decidimos que a lo mejor no son para nosotros. O quizás sí. Pero realmente no sentimos muy emocionados a leerla. Y por eso simplemente dejamos a un lado nuestra Biblia y seguimos con la vida como si Jesús fuera nada más un conocido que respetamos pero no amamos.

Quizás hayas escuchado que predican y enseñan que debemos de leer la Palabra porque le amamos a Dios. Y cómo no sientes ese amor crees que tienes que sentirlo antes de empezar. Pero el amor no funciona así. ¿Cómo podemos amar a alguien que ni siquiera conozcamos? Porque saber de alguien no es lo mismo que conocerle.

Si andas esperando a que te den ganas de leer tu biblia todos los días para hacerlo, vas a estar esperando mucho tiempo aún. Lo más probable es que te quedarás esperando toda la vida. Entonces, ¿qué esperas? ¿Por qué no empiezas hoy a conocer a la persona quién más te ha amado? ¿No te da curiosidad saber más de él y de su amor? Lo que ahora es una disciplina, a lo mejor motivada por deber y no querer, tiene la capacidad de volver en algo tan hermosa como no te imagines.

¿Aún habrán días en que no te sientes con ganas de abrir tu Biblia? Sí. Pero al conocer el gran amor de Dios, te costará mucho más trabajo quedar sin sus palabras de consuelo y amor. Así que animó y te reto: desde hoy hasta el fin del año compromete a leer la palabra de Dios cada día. Y al final del año, ponte a evaluar en que forma tu corazón ha cambiado.

Las Historias Bíblicas No Son Para Niños

Recuerdo bien que desde niña pasaba mis vacaciones del verano acostada en mi cama con mi mirada bien fijado en el libro que más recién había descubierto en la biblioteca. Mis papás siempre se quejaron de que pasaba todo mi tiempo sola y encerrada en mi cuarto. Pero lo que no sabían es que lejos de estar encerrada en un solo lugar estaba yo explorando otros mundos y culturas desde la comodidad de mi recamara. Mis libros preferidos siempre han sido los que no solo me cuentan una historia sino me llevan con ellos en una aventura bien emocionante. Los que te enseñan sobre ti mismo mientras los personajes y lugares en esas páginas se vuelven amigos y lugares conocidos y sus aprendizajes se meten en lo más profundo de tu propio corazón y mente. 

Una buena historia no solo nos cuenta los hechos de lo que pasó sino nos hace sentir con los que forman parte de la historia. Nos llevan a invertir nuestros propios sentimientos y esperanzas en lo que pasará al final de la historia. Y si está realmente bien hecho, una buena historia hasta tiene el poder de cambiarnos y ayudarnos a crecer justo como crecen nuestros personajes favoritos. Es por eso que después de tanto tiempo aún hay personas que leen y les encantan los clásicos como El Señor de los Anillos o Los Crónicas de Narnia. Alguna vez has leído una historia que te cambio? Tu corazón ha sido tocado por medio de un libro o una película en lo cual el personaje principal aprende a ser algo que antes no eran? 

Eso, mi querido lector, es el poder de las historias. 

Entonces, debe de sorprendernos que Dios nos escribió un libro como el medio principal de que aprendemos de Él? Como creyentes de la palabra de Dios tenemos en nuestro alcance la historia más poderosa y maravillosa de todas. Y dentro de esta gran historia hay muchas historias pequeñas, partes de una historia entera que apunta nuestra mirada hacía la gloria de Dios y su plan para nuestra redención. Quizás les sorprenderá que el 75% de la Biblia se puede clasificar como una historia que se está contando. Con todos los diversos tipos de literatura que encontramos ahí, vemos que el formato más usado por Dios fue: la historia. 

Pareciera que aún sin saber esto, entendemos el rol de las historias bíblicas en la buena enseñanza. Así es como instruimos a nuestros niños en la iglesia. Y estoy segura que la gran mayoría de ustedes no me puede decir (sin checarlo) cuales fueron los puntos de los últimos sermones de su pastor. Capaz y muchos ni nos acordamos del título. Pero lo que sí recordamos desde hace muchos años son las historias bíblicas que alguna vez nos contaron en un salón detrás de la iglesia durante la hora de la escuela dominical. Se acuerdan de la historia de la arca de Noé? O cuándo Jesús da de comer a la multitud de 5,000 personas? Estas historias nunca las olvidamos. Aún si no recordamos todo lo que nos han enseñado a través de los años. El mismo Jesús sabía eso y prefería contestar con una historia cuando sus discípulos o otras personas tenían dudas. Si las historias fueron una método de enseñanza apto para Jesús, porque nosotros tantas veces dejamos de contarlas cuando alguien ya no es un niño? Seguramente en un libro tan extensivo como la Biblia aún hay historias nuevas que podemos aprender! Y qué tal las personas que no crecieron en la iglesia? Cuando te pregunto sobre tus creencias o te dan la oportunidad de compartir con ellos, has pensado en contarles una historia de la Biblia? 

Muchas veces como creyentes no sentimos listos para compartir. A veces es porque nos pongamos nerviosos en el momento o no podemos recordar bien esa técnica o secuencia de versículos que debemos de ocupar para compartirles. Pero quién de nosotros no sabe contar una historia? 

Quizás no lo habías pensado de esta forma antes. Pero en la Biblia encontramos una historia para todo. Y no solo hay una historia, pero hay una probabilidad alta que ya la sabes mucho mejor de que sepas alguna técnica de evangelización o consejería. Y siendo muy sinceros: crees que las personas son más aptos a responder ‘Sí!’  a una historia o una técnica? Esto no es para decir que sea malo presentar el evangelio usando un herramienta como el camino romano- y más bien, como estos utilizan las escrituras sabemos que es eficaz para cambiar vidas y corazones. Pero la próxima vez que te toque a ti enseñar o compartir sobre tu libro favorito (que obviamente es la Biblia 😉 ), puedo sugerir que empiezas con una historia? Y luego me cuentas como te fue. Estaría encantada de escuchar tu historia. 

¡Hasta pronto!

Ashley

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